La presente tesis doctoral aborda la temática de los conocimientos curriculares. A partir del Intercambio Simbólico, acuñado por Baudrillard en el ámbito de la sociología, lleva a cabo una relectura de los conocimientos mencionados a través del valor en los términos que dispone la teoría de la economía política. Para ello se sirve de la metodología del Pensar por Casos descrita por Passeron y Revel, cuyo fin es la construcción del Caso utilizado como excusa, pero también y simultáneamente, como guía para el desarrollo de la reflexión. Establecida la conveniencia de poner el foco en los Programas Formativos de Cualificación Básica (PFCB), teoría y práctica van entretejiéndose en un proceso reflexivo y complejo acerca del valor en los conocimientos seleccionados y puestos a circular en esos programas, pero no solo. Además, el Pensar por Casos permite extrapolar las reflexiones obtenidas a través de los PFCB a otros itinerarios escolares, de ahí su relevancia. En ese sentido, el valor es pensado en los PFCB a la luz de la lógica lineal (capitalista), pero también a la sombra de la lógica circular que se encuentra a la base del don, ambas lógicas operativas. Por una parte, la lógica lineal, que lleva a pensar los conocimientos curriculares como mercancías, obliga a la revisión de las transformaciones que la mercancía ha ido sufriendo a lo largo del tiempo en los distintos contextos sociales, así como las relaciones que caracterizaron la sociedad de producción y la sociedad de consumo en sus distintas fases. Para ello, es necesario averiguar a su vez cuál ha sido el giro operado en la interpretación del signo porque el valor que en la sociedad de producción tan solo pudo ser expresado como valor de cambio y valor de uso, hoy es también considerado valor signo, significando los conocimientos curriculares de maneras diferentes; en el orden de lo simbólico, pero siempre en el marco de las formas reificadas que impone el capitalismo. Por otra parte, la lógica circular introduce la categoría del don y la negación del valor bajo la perspectiva del No-valor o del excedente-simbólico. No obstante, si el Intercambio Simbólico permite la lectura de ambas lógicas, el sistema de intercambios propio del capitalismo impide el reconocimiento del don; subsume el excedente bajo la forma del valor simbólico con connotaciones diferentes que conllevan otros significados para los conocimientos curriculares. El Intercambio Simbólico inaugura la posibilidad de establecer otras narrativas que sin perder de vista la importancia de pensar los conocimientos curriculares como mercancías, dan pie a minimizar sus efectos presentando un horizonte nuevo de posibilidades inexploradas, pero no por ello imposibles, de hacer escuela. De ese modo, la relectura realizada de los conocimientos curriculares pone de manifiesto, además, que todo conocimiento es construcción social, por consiguiente, también la escuela en la que se inscriben curricularmente esos conocimientos lo es. Desvelada la dimensión política de la escuela se pone de manifiesto la necesidad de pensarla de manera colectiva y dialogada a través de sus conocimientos o de otras relaciones escolares en el marco del pensamiento complejo.