A mediados de la segunda década de este siglo XXI, puede afirmarse que cualquier formulación en el ámbito del diseño, implementación y evaluación de políticas y programas, en particular cuando hablamos de Ordenación del Territorio, ha incorporado plenamente el término “sostenible” o “sostenibilidad”. Este concepto, con frecuencia mal utilizado o banalizado, se ha convertido en una referencia indispensable cuando se trata de destacar la finalidad o intencionalidad a los que se aspira desde la toma de decisiones. El uso en exceso de cualquier término lo conduce hacia un progresivo desgaste, que lo puede llevar a un mal uso y, en la mayoría de los casos, a una mala interpretación. El concepto de sostenibilidad, como nos indica Valenzuela (2009), es un término que, liberado de esa hojarasca que lo cubre, presenta un potencial extraordinario para cambiar el funcionamiento de nuestras sociedades, en clave de mejora de sus relaciones con la naturaleza, el medio ambiente y el territorio. Tales cambios no pueden sino reportar enormes beneficios en términos de calidad de vida y de equilibrio territorial, aunque dichos beneficios solo se hagan evidentes tras un tiempo. El vocabulario asociado a los procesos de planificación territorial o de Ordenación del Territorio ha incorporado el concepto de sostenibilidad, y se han desarrollado metodologías que se centran mucho más en el análisis de lo ambiental, mediante una visión estratégica (Evaluación Ambiental Estratégica, en adelante EAE). Al mismo tiempo, se intenta analizar y minimizar los impactos de los usos territoriales propuestos, en particular de aquellos que afecten a ecosistemas frágiles y que puedan generar problemas importantes en el denominado sistema territorial (Folch, 2003). A pesar de esto, en la mayoría de procesos de planificación territorial, sobre todo en los de la pasada década, se ha carecido de herramientas efectivas que sean capaces de identificar y alertar, durante el propio proceso de planificación, de la existencia de parámetros de insostenibilidad. Con esa afirmación no se quiere decir que los parámetros de análisis y diagnóstico territoriales propuestos por diferentes autores (Gómez Piñeiro, 1987; Zoido, 1996; Pujadas y Font, 1998; Gómez Orea, 2001 y 2007, etc.), no sirvan a los técnicos que los apliquen para identificar conflictos territoriales con claros síntomas de insostenibilidad. Lo que se quiere decir es que no se cuenta con una herramienta que, aplicada durante el propio proceso metodológico de planificación (en unas fases determinadas), indique mediante parámetros objetivables y adaptados a la realidad de cada territorio, umbrales de sostenibilidad que no deben sobrepasarse. La presente investigación diseña de un instrumento de evaluación de impacto territorial ex-ante, que es capaz de medir la sostenibilidad integral en la aplicación de los procesos de ordenación del territorio, con la finalidad de que se pueda consolidar como una herramienta útil, que garantice en mayor medida un grado de sostenibilidad óptimo para el desarrollo de los planeamientos territoriales. Su aplicación práctica se lleva a cabo mediante la implementación de un sistema de indicadores que puede insertarse en los procesos de ordenación territorial a nivel local, en concreto en los denominados Planes Generales de ámbito municipal (antes conocidos como Planes Generales de Ordenación Urbana) según la legislación autonómica vigente de la Comunitat Valenciana, y la del Estado español, como niveles de gobierno competentes en el desarrollo de las leyes macro de influencia nacional, y para su posterior desarrollo regional, mediante procesos de legislación y reglamentación de mayor detalle. La creación de sistemas de indicadores es una praxis extendida tanto entre la comunidad científica, como en su aplicación práctica en diferentes estamentos de nuestras sociedades. Este puede ser el caso de los aplicados en las conocidas Agendas 21 locales, o incluso de los aplicados en el campo de la Ordenación del Territorio. La mayoría de estos sistemas de indicadores están preparados para realizar mediciones de las situaciones territoriales existentes en el momento de su aplicación. En otros casos, se plantean como herramientas para medir el impacto generado por una determinada actividad o infraestructura, es decir, con posterioridad a su implementación/instalación. La particularidad de este trabajo de investigación es que diseña un instrumento de evaluación que, no sólo es capaz de medir el grado de sostenibilidad de un territorio, lo que no supondría novedad alguna con respecto al estado de la cuestión, sino que se plasma como una herramienta que puede ser insertada en el desarrollo metodológico del planeamiento territorial: una herramienta que es capaz de identificar, y en definitiva de estimar, umbrales de insostenibilidad, ante las propuestas de usos del suelo previstos en los procesos de tramitación de dichos planes. Además, cabe también apuntar que, dadas la modificaciones legislativas que han tenido lugar durante el proceso de elaboración de la tesis doctoral, la elección de la escala local, para la aplicación de la parte empírica, otorga a la tesis un alto grado de oportunidad, como consecuencia del establecimiento legal obligatorio de crear indicadores de sostenibilidad para la tramitación de los Planes Generales de ámbito municipal.

In the middle of the second decade of the 21st century, it can be argued that any formulation in the field of design, implementation and evaluation of policies and programmes, in particular when we talk about planning, has fully involved the term 'sustainable' or 'sustainability'. This concept, often poorly used or overlooked, has become an essential reference when it is highlighting the purpose or intent aims to people from decision-making. Use in excess of any term leads him toward a progressive wear and tear, that can lead to abuse and, in the majority of cases, from a misreading. The concept of sustainability, as indicates Valenzuela (2009), is a term which, liberated from that litter that covers it, presents an extraordinary potential to change the functioning of our societies, in terms of improvement of its relations with nature, the environment and the territory. Such changes can only report tremendous benefits in terms of quality of life and regional balance, although such benefits only become apparent after a while. The vocabulary associated with the processes of territorial planning or planning has incorporated the concept of sustainability, and have developed methodologies that focus more on analysis of environmental issues through a strategic vision (strategic environmental assessment, hereinafter EAE). At the same time, tries to analyze and minimize the impacts of the territorial uses proposed, in particular those that affect fragile ecosystems, and that can generate significant problems in the so-called territorial system (Folch, 2003). Despite this, in the majority of processes of territorial planning, especially in the past decade, it has lacked effective tools that are able to identify and alert, during the process of planning, of the existence of sustainability parameters. That statement is not to say that the parameters of territorial analysis and diagnosis proposed by different authors (Gomez Piñeiro, 1987;) Zoido, 1996; Pujadas and Font, 1998; Gómez Orea, 2001 and 2007, etc.), do not serve to technicians who apply them to identify territorial conflicts with clear symptoms of unsustainability. What is meant is that you there is a tool that applied during the methodological process of planning (in a certain phases), indicated, using parameters objetivables and adapted to the reality of each territory, thresholds of sustainability which should not be exceeded. The present research designed an instrument of evaluation of ex-ante territorial impact, which is capable of measuring the integral sustainability in the implementation of the processes of planning, with the aim that can consolidate as a useful tool to ensure to a greater extent a degree of optimal sustainability for the development of territorial planning. Their practical implementation is carried out through the implementation of a system of indicators that can be inserted in the processes of spatial planning at the local level, particularly in the so-called general municipal plans (formerly known as general urban plans) according to autonomic legislation of the region of Valencia, and the Spanish State, as relevant levels of Government in the development of laws influence national macro , and to further regional development, through legislation and regulation of further processes. The creation of systems of indicators is a practice so widespread among the scientific community, as in its practical application in different sectors of our societies. This may be the case applied the known local Agendas 21, or even of those applied in the field of the management of the territory. Most of these systems of indicators are prepared for measurement of territorial situations existing at the time of your application. In other cases, they pose as tools to measure the impact of a particular activity or infrastructure, i.e., with subsequent to implementation/installation. The particularity of this research work is to design an assessment tool that is not only capable of measuring the degree of sustainability of a territory, which would not be a novelty regarding the status of the issue, but it is reflected as a tool that can be inserted in the methodological development of the territorial planning: a tool that is capable of identifying , and ultimately to estimate sustainability thresholds, before proposals for land uses provided for in the processes of processing of these plans. In addition, it should be also noted that, given the legislative changes that have taken place during the preparation of the doctoral thesis, the choice of the local level for the implementation of the empirical part, grants to the thesis a high degree of opportunity, as a result of the legal establishment must create sustainability indicators for the processing of general municipal plans.