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El cobre y el hierro son nutrientes esenciales para los seres
vivos aerobios y sus potenciales redox son utilizados en las reacciones de
transferencia de electrones. Sin embargo, esta capacidad redox resulta tóxica
cuando los metales de transición entran en contacto con intermediarios del
metabolismo aerobio, conocidos como ROS (reactive oxygen species). Los organismos aerobios han desarrollado
estrategias homeostáticas para mantener los niveles de los metales adecuados en
la célula y distribuir, espacial y temporalmente, los procesos de transporte y
tráfico intracelular de metales para minimizar el daño oxidativo al resto de
procesos celulares. En este sentido, recientemente se ha demostrado la
interacción recíproca entre la homeostasis metálica y el reloj circadiano en
Arabidopsis thaliana, como medio para organizar en el tiempo el transporte de
metales, adecuándolo a los periodos en que resulte menos tóxico y como forma
de traducir las señales ambientales en información temporal. El reloj circadiano
influye sobre las oscilaciones endógenas en la expresión de los genes, en la
síntesis, degradación y modificación postraduccional de las proteínas y en los
cambios rítmicos en la estructura de la cromatina. El objetivo final de esta
interacción recíproca, entre los metales y el reloj, sería el de coordinar
rítmicamente el metabolismo y la fisiología y adecuarlos a las condiciones
ambientales para optimizar la eficiencia de procesos clave para las plantas,
como el crecimiento, el desarrollo y la reproducción.
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