Los esteroides sexuales como la testosterona (T) producen una organización y/o modificaciones relativamente permanentes de la estructura y función del sistema nervioso central. Una alta exposición prenatal a la T podría estar relacionada con una mayor sensibilidad a los efectos activadores de dicha hormona durante la edad adulta. Por otra parte, las fluctuaciones en los niveles endógenos de T pueden modificar transitoriamente las capacidades socio-cognitivas. Así, la conducta y los procesos cognitivos podrían ser el resultado de la interacción entre los efectos hormonales organizadores y activadores. La T podría ser considerada como un predictor de rasgos masculinizados tales como los rasgos autistas en padres de personas con trastornos del espectro autista (TEA) y la alta agresividad en el caso de hombres penados por violencia contra la mujer en el ámbito doméstico. A raíz de todo lo comentado, esta Tesis Doctoral se enmarca en el análisis de la androgenización en dos poblaciones específicas, empleando para ello la ratio D2:D4, los niveles basales de T y los cambios en dicha hormona en respuesta a estresores de laboratorios y la relación de estas variables con el resto de variables de masculinización. Para ello, se ha considerado una perspectiva integradora que incluye parámetros de estudio de diverso tipo, como los psicológicos, neuropsicológicos y hormonales, que modulan la relación entre la T y la cognición y el comportamiento en sujetos con distintos niveles de androgenización. Nuestros resultados revelaron que los progenitores de personas con TEA no mostraron diferencias en la ratio D2:D4 respecto a los participantes de control. Sin embargo, dicho indicador predijo en mejor medida la alta androgenización cognitiva caracterizada por una alta expresión de la ira, una baja empatía y una alta sistematización y rasgos autistas. Por tanto, nuestros resultados apoyan la hipótesis de que la elevada exposición prenatal a la T tiene como consecuencia el desarrollo de un cerebro excesivamente masculino. Por otro lado, los hombres penados por violencia contra la mujer en el ámbito doméstico presentaron una menor ratio D2:D4 o más androgenizada que los sujetos control. Además, esta mayor androgenización se asoció con una menor empatía, así como con un mayor incremento en los niveles de T en respuesta a un estresor. Estos resultados apoyan los estudios previos, en los que una mayor exposición prenatal estaba relacionada con la propensión hacia el comportamiento agresivo en hombres, así como con una mayor sensibilidad a los efectos de los andrógenos durante la vida adulta. Por tanto, la androgenización, aunque de forma diferencial, se ha manifestado de manera evidente en ambas poblaciones. Nuestros resultados con ambas poblaciones nos llevan a concluir que la androgenización, aunque de forma diferencial, se ha manifestado de manera evidente en ambas poblaciones siendo la ratio D2:D4 un buen indicador de dicha masculinization. Por tanto, los próximos estudios deberían considerar la relación entre la T, los rasgos autistas y el comportamiento agresivo para poder ofrecer una explicación más amplia de la facilitación del comportamiento agresivo analizando las variables moduladoras. Para finalizar indicar que esta Tesis Doctoral es aplicable en los ámbitos clínico, asistencial y terapéutico. En relación con progenitores de personas con TEA permitiría detectar el perfil psicoendocrinológico y contextual de personas del alto riesgo en el desarrollo de proceso patológicos y/o comportamientos inadecuados para poner en marcha una estrategia preventiva. En el ámbito asistencial contribuiría a la detección de factores predisponentes o precipitantes de distintos comportamientos desadaptativos para sí mismos o para los demás. Además, permitiría desarrollar nuevas estrategias terapéuticas para la reinserción social de personas penadas judicialmente. El análisis psicobiológico llevado a cabo ofrece la oportunidad de incorporar nuevas variables que permitan una mayor comprensión de un fenómeno complejo como la violencia contra la mujer en el ámbito doméstico, en el que las terapias actuales tienen unos beneficios relativamente limitados.

Sex steroids such as testosterone (T) have relatively permanent organizational effects on the structure and functions of the central nervous system. Early brain exposure to T could prime individuals to be sensitive to the activational effects of T in adulthood. Moreover, fluctuations in socio-cognitive abilities may be associated with the transient activational effects of T. Thus, behavior and cognitive processes may be a result of interaction between organizative and activational hormonal effects. T could be considered a predictor of masculinized characteristics – including autistic traits in parents of people with autism spectrum disorders (ASD) and high levels of aggression as is the case of male perpetrators of intimate partner violence (IPV). The main aim of this Ph.D work is to analyze the effects of early T exposure in two specific populations by studying the 2D:4D ratio, basal T levels, T changes in response to an acute laboratory stressor, and the relationship of these variables with the rest of the masculinization variables. This analysis is made from from a holistic perspective (including psychological, neuropsychological techniques, and hormonal parameters) in order to analyze the modulatory relationship between T and cognition and behavior in subjects with differing masculization levels. Our study did not reveal differences between the ASD parent and control groups in the 2D:4D ratio. However, it was a good marker for explaining cognitive hypermasculinization in ASD parents – characterized by high anger expression, low empathy and high autistic and systemizing traits. Thus, our results support the hypotheses that early high T prenatal exposition could be involved in the development of an extreme male brain. IPV perpetrators showed lower or more masculinized 2D:4D ratios than controls. The high masculinization is associated with low empathy and larger increases in T levels in response to acute stress. These results supported previous findings that early high T exposition is associated with aggressive behavior, or proneness to aggressive behavior in men, and high sensitivity to activational T effects during adulthood. Our results with ASD parents and male perpetrators of intimate partner violence lead us to believe that high levels of prenatal masculinization exist in both populations being the 2D:4D ratio was a good indicator of that masculinization. Nevertheless, the degree of masculinization differs between them. Hence, future research should consider the relationship between T, autistic traits, and aggressive behavior in order to offer a wider explanation of the facilitation of aggressive behavior by analyzing the modulator variables. This Ph.D work is applicable in clinical and therapeutic cases. It may be possible to detect psychoendocrine and contextual profiles of individuals with a high likelihood of ASD developing in their offspring and develop preventative strategies. Moreover, it would contribute to the detection of predispositional factors for inappropiate behavior. Regarding IPV perpetrators, it may help in the development of new therapeutic strategies for the social reintegration of individuals charged with domestic violence. Psychobiological analysis provides the opportunity for a wider understanding of a complex phenomenon such as IPV, and thereby improve current therapies that show limited benefits.